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MALANDRO MÁGICO RELIGIOSO Bienal de La Habana 1996 Cuba |
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MALANDRO MÁGICO RELIGIOSO
Bienal de La Habana 1996
Cuba |
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MALANDRO MÁGICO RELIGIOSO
Bienal de La Habana 1996
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MALANDRO MÁGICO RELIGIOSO
Bienal de La Habana 1996
Cuba |
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MALANDRO MÁGICO RELIGIOSO
Espacio Atlantic
Caracas, Venezuela |
Irene Carolina Herrera
La Imaginería de la cultura barrial
El reciente trabajo de Edgar Moreno eleva los elementos cotidianos de los cerrícolas a lo simbólico. Las imágenes registradas ante sus ojos muestran una relación cuasi-desmitificadora con los sujetos, incentivando la búsqueda arqueológica de nuestro orígenes.
Las contradictorias escaleras transitadas diariamente por las madres, los niños y malandros de los barrios se transforman en una representación más de la memoria arquetípica del hombre venezolano. El ascenso de los innumerables escalones presentan una paradoja, los dirige hacia el infierno en vez del cielo. Las bolsas de las amas de casa, los revólveres de los delincuentes, la franela encapuchada, las bombonas de gas y el indispensable balde de agua conforman la frívola carga material de los habitantes de los cerros de Caracas. El mundo reflejado en blanco y negro en estas fotografías busca penetrar en la cultura de nuestros barrios mientras exalta sus manifestaciones. Así como Apolo purifica al criminal, Moreno lo instaura en su libro de las memorias mágicas del malandro.
Las alegóricas escaleras boscheanas trasladan sus cuerpos del inframundo, bajo las alcantarillas vigiladas por los guardianes cancerberos o cobradores de peaje al supramundo junto al cielo para sentir el ardor del fuego que se aproxima. La muerte deambula por el laberinto, es esquivada y efímeramente cae sobre ellos por suerte. Basta rezarle a la «santa virgen» vestida de un blanco fresco para garantizar la salvación en las próximas 24 horas y erigir una capilla mortuoria en nombre de la víctima caída por violencia.
Rezarle al Dios Toro pa´ que los perdone, elemento asociado al místico diablo de los Yoldán (Jordan), dios sincrético proveniente de los basqueteros Chicago Bulls o de los toros guacos, ambas culturas penetradas involuntariamente en la inconsciencia gracias a la transculturación derivada de los medios de comunicación.
La obra de Moreno conjuga la tradición documental de la fotografía con la manipulación conceptual y técnica del artista contemporáneo por medio de la instalación, capaz de reconstruir un universo ideológico, y la coloración química como herramienta pictorialista. La reiteración de los íconos y las representaciones de sus dioses inicia el descifrar de esta cultura barrial, «una cultura depende de la calidad de sus dioses, de la configuración que lo divino haya tomado para el hombre; los dioses parecen ser una forma de trato con la realidad». Como unos camaleones, nos compenetramos con nuestro entorno humano urbano. Los techos de zinc, generadores de calor, constituyen la arquitectura de los cerros. El soldado voyerista enorgullecido de su status se empequeñece ante las líneas geométricas de los escalones. La reminiscencia militar, producto de un estado policial y no de derechos, invade a los habitantes citadinos. La detallada silueta de un revólver en primer plano connota la indiscreta violencia.
El discurso presente en estas fotografías mimetiza los valores de estos hombres en códigos del arte. La intertextualidad es sugerida con el fin de transgredir la decodificación de los símbolos hallados en la obra de Moreno. Estas imágenes redentoras reactivan la percepción de la realidad diaria, frecuentemente inadvertida, y la asocian a lo sagrado.
Text by Irene Carolina Herrera
The Imaginery of the neighborhood culture
Edgar Moreno's recent work turns the tools of daily elements into symbols. The images before his eyes show a quasi-demystifying relationship with the subjects, encouraging the archaeological search for our origins.
The zigzagging stairways that the daily path of mothers, children and thugs of the neighborhoods becomes another mirror of the Venezuelan’s archetypical memory. The climb up of the unending stairs is actually a paradox because it leads to hell, not to heaven.
The housewives shopping bags, the delinquent guns, the hoodedhooded sweatshirt, the gas cylinders and the indispensable bucket of water make up the frivolous burdens of those who lives in the hillside slums of Caracas. The world reflected in black and white in these photographs seeks to penetrate the culture of our neighborhoods while exalting its manifestations. Just as Apollo purifies the criminal, Moreno gives him a place in the book of thugs´ magic memories.
The allegorical Boschean staircases transport their bodies from the underworld, under the sewers guarded by the Cerberus, or tool takers, up the world close to heavens to feel the fire that is approaching. Death wanders through the labyrinth, is dodged and then strikes at random. It is enough to pray to the «holy virgin» dressed in fresh white to guarantee salvation in the next 24 hours and to erect a mortuary chapel on behalf of the victim fallen by violence.
Pray to the Bull God to forgive them, an element associated with the mystical devil of the Yoldán (M. Jordan), a syncretic god from the Chicago Bulls basket players or the Guaco bulls, both cultures involuntarily penetrated into unconsciousness thanks to the acculturation consequent of the mass media.
Moreno's work combines the documentary tradition of photography with the conceptual and technical manipulation of the contemporary artist through installations, capable of reconstructing an ideological universe, and by using chemical coloring as a pictorial tool. The reiteration of the icons and portraits of their gods is a key to deciphering the culture of the slums, “A culture depends on the quality of its gods, on the configuration that the divine has taken for man; the gods would seem to be a way of dealing with reality. Like chameleons, we melt into our urban human surroundings. The heat generators zinc roofs, constitute the architecture of the slums. The voyeuristic soldier, proud of his status, is dwarfed by the geometric lines of the steps. The military reminiscence, the product of a police state and not of rights, invades the city dwellers. The detailed silhouette of a revolver in the foreground connotes indiscreet violence.
The discourse present in these photographs mimics the values of these men into art codes. Intertextuality is suggested in order to transgress the decoding of the symbols found in Moreno's work. These redeeming images reawaken awareness the day to day reality, often unnoticed, and turn it into something sacred.
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